¿Todo Yoga sirve para el estrés? Qué evitar y qué adaptar cuando hay estrés crónico en clase

El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante una demanda externa. Nos permite reaccionar, adaptarnos y sobrevivir. Pero cuando esa activación se prolonga sin pausas para el descanso y la reparación, el estrés deja de ser funcional y se vuelve perjudicial.

 

El llamado estrés crónico impacta directamente en la salud mental y física. Puede alterar el sistema hormonal, afectar la digestión, debilitar la inmunidad, desequilibrar el estado de ánimo y deteriorar los vínculos. Muchas personas llegan a clases de Yoga buscando alivio, pero lo hacen desde un cuerpo en modo supervivencia.

 

En ese contexto, toda instructora de Yoga con vocación terapéutica debería hacerse esta pregunta:

 

¿Todo tipo de Yoga es adecuado para el estrés crónico?

 

La respuesta es clara: no todas las técnicas son terapéuticas para todas las personas ni en cualquier contexto, y no todas las prácticas son seguras para personas con estrés crónico o ansiedad persistente.

Lo que no se recomienda: prácticas que pueden agravar el estrés

Aunque el Yoga puede ser una herramienta valiosa para la autorregulación emocional, algunas prácticas pueden resultar desacertadas si no se adaptan al estado emocional y fisiológico de la persona. Por ejemplo:

Respiraciones forzadas como Bhastrika pueden activar en exceso el sistema nervioso y provocar angustia o sensación de desborde.

 

Posturas exigentes o desafiantes, especialmente si se aplican con presión o correcciones invasivas, pueden ser vividas como violentas para alguien con el sistema en alerta.

 

Visualizaciones abstractas o desconectadas del cuerpo pueden fomentar la disociación en lugar de la presencia, especialmente si la persona no está acostumbrada a prácticas introspectivas.

 

Es decir, el Yoga sí puede ayudar al estrés crónico, pero solo cuando se aplica con criterio, sensibilidad y estructura terapéutica. Aquí es donde la Yogaterapia con enfoque en salud mental se vuelve una vía segura y efectiva.

Cómo adaptar una clase de Yoga al estrés crónico

Cuando una persona con estrés crónico llega a tu espacio, estás recibiendo un sistema nervioso desbordado. Tu rol no es “calmarla” a toda costa ni guiar una práctica perfecta, sino ofrecer condiciones para que esa persona pueda comenzar a sentirse a salvo.

 

Estas son algunas claves fundamentales para lograrlo:

 

1. Conocer a quién vas a acompañar

 

Antes de planificar una clase, es importante solicitar información básica de salud, antecedentes relevantes y contacto de emergencia. El estrés crónico puede coexistir con hipertensión, fatiga crónica, insomnio, trastornos digestivos, entre otros desequilibrios. Saber esto te permite evitar riesgos y planificar con conciencia.

 

2. Crear un entorno terapéutico seguro

 

En Yogaterapia, hablamos de construir un espacio seguro, donde la persona no sienta que debe defenderse, rendir o esconder lo que siente. Esto se traduce en:

 

Usar un lenguaje claro, respetuoso y no invasivo

Dar libertad para entrar o salir de la práctica sin presión

Evitar tocar o corregir físicamente sin consentimiento explícito

Validar la experiencia tal como es, sin juzgar ni forzar

La seguridad es la base para que el cuerpo pueda comenzar a bajar la guardia.

 

3. Fomentar la autonomía

 

Quienes viven con estrés crónico suelen tener una historia marcada por la sobreexigencia, la alerta constante o el control externo. Por eso, más que imponer prácticas, necesitamos promover autonomía.

 

Esto implica:

Ofrecer opciones en lugar de órdenes

Invitar a la pausa sin que eso signifique fracaso

Sostener una guía respetuosa que no imponga “cómo debe sentirse el cuerpo”

 

La autonomía no es abandono, es dar permiso para que cada persona escuche su cuerpo sin miedo a “hacerlo mal”.

 

4. Evitar la sobreexigencia física y emocional

 

Lo que para ti puede ser  “una postura suave”, para alguien con el sistema agotado puede ser demasiado. No todo lo desafiante es terapéutico. A veces, lo más sanador es quedarse quieta, respirando, sin tener que rendir ni demostrar nada. Enseñar con empatía es entender que menos también puede ser más.

Yogaterapia: un camino para acompañar el estrés de forma ética y profesional

Cuando comprendemos que no toda técnica de Yoga es adecuada para todas las personas, y que su efectividad depende del contexto emocional, físico y vital de quien la recibe, comenzamos a enseñar con más ética, presencia y responsabilidad.

 

La Yogaterapia con enfoque en salud mental nos ofrece criterios claros para decidir qué aplicar, cuándo y por qué, permitiéndonos guiar clases realmente adaptadas, sostenedoras y seguras —sin improvisar ni reproducir exigencias que pueden dañar en lugar de ayudar.

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