Cuando una persona atraviesa episodios de ansiedad, dificultades de concentración o sensaciones de desconexión con su cuerpo, es posible que experimente una percepción fragmentada de sí misma. En estos casos, trabajar de forma progresiva con prácticas que estimulan la conciencia corporal profunda puede ser un recurso muy efectivo. La propiocepción, al ofrecernos información sobre cómo está y se mueve nuestro cuerpo, permite restablecer un sentido básico de orientación, estabilidad y presencia. En el enfoque terapéutico del Yoga, esta capacidad no solo se valora: se cultiva.
Por eso, muchas secuencias de Yogaterapia incluyen de forma intencionada prácticas que fortalecen la propiocepción: escaneos corporales, autocontacto, movimientos lentos y ejercicios de autoobservación. La propiocepción no solo es importante para mejorar el equilibrio físico, sino también para favorecer la regulación del sistema nervioso y el anclaje en el cuerpo. Y eso, en sí mismo, puede aportar a fomentar la sensación de que nuestro cuerpo es un espacio seguro.
La propiocepción es la capacidad de percibir la posición, el movimiento y el estado del cuerpo sin necesidad de verlo. A través de receptores ubicados en músculos, tendones, ligamentos y articulaciones, el cuerpo informa constantemente al cerebro sobre su ubicación. Esta función permite, por ejemplo, que podamos ajustar una postura sin necesidad de un espejo o caminar sin mirar los pies.
Ya en 1906, el neurofisiólogo Charles Sherrington definió la propiocepción como "la información sensorial que contribuye al sentido de la posición propia y al movimiento" (Sherrington, 1906). Esta definición sentó las bases para entender la propiocepción como parte de un sistema más amplio: el sistema somatosensorial.
Es importante destacar que propiocepción, equilibrio y estabilidad no son lo mismo, aunque estén relacionados. Mientras que el equilibrio es la capacidad de mantener el cuerpo sin caer, y la estabilidad se refiere al grado en que podemos sostener ese equilibrio en distintas circunstancias, la propiocepción es una de las bases neuromusculares que permite ambos.
La propiocepción tiene un rol importante en la Yogaterapia, ya que permite a las practicantes:
Desarrollar conciencia postural sin necesidad de corrección externa constante.
Regular la fuerza y dirección de los movimientos.
Favorecer una coordinación más fina entre distintos grupos musculares.
Anticipar y prevenir lesiones por desajustes posturales o inestabilidad.
En personas con síntomas de ansiedad, trastornos de atención o disociación corporal, trabajar la propiocepción de forma gradual ayuda a restablecer un sentido de presencia y seguridad interna. Esta es una de las razones por las que muchas prácticas de Yogaterapia incluyen ejercicios de propiocepción y escaneo corporal guiado.
Algunas estrategias concretas para integrar el trabajo propioceptivo en tus clases incluyen:
Variar superficies de apoyo (manta, suelo, cojín) para generar pequeños ajustes.
Proponer movimientos lentos con ojos cerrados para activar el sistema somatosensorial.
Fomentar pausas para observar sensaciones después de cada postura.
Utilizar el peso del cuerpo como herramienta de autoexploración, por ejemplo, en balasana o en tadasana.
Observar los microajustes que hacemos al estar en una postura de equilibrio.
Integrar preguntas en la práctica como:
- ¿Cómo está tu columna en este momento? Percibe su posición
-¿Qué músculos percibes activos en este momento?
Este tipo de prácticas no solo fortalecen el vínculo cuerpo-mente, sino que también favorecen una mayor autonomía en la práctica, un valor central en la Yogaterapia.
Estudios han demostrado que el entrenamiento propioceptivo mejora la coordinación, el equilibrio, la fuerza y la estabilidad articular (Lephart, 2003).
Además, tiene efectos beneficiosos en la prevención de lesiones, en especial en personas mayores o en practicantes con antecedentes de esguinces o inestabilidad.
La propiocepción es un sentido que puede verse mermado cuando hay trauma o estrés. Sin embargo, cultivar la propiocepción también aporta a recuperar o fomentar la conexión con el propio cuerpo como un espacio seguro.
La propiocepción no es un concepto abstracto. Es una capacidad concreta que se puede entrenar y cultivar, especialmente útil para las instructoras que trabajan con población diversa o que acompañan procesos de salud mental. Comprenderla y aplicarla con conciencia permite crear clases más seguras, adaptadas y eficaces.
¿Quieres aprender nuevas herramientas de la Yogaterapia para la Salud Mental?
DESCARGA GRATIS NUESTRO EBOOK PARA INSTRUCTORAS DE YOGA
Yoga para la Salud Mental
Integra Técnicas y Enfoques desde la Yogaterapia para Contribuir a Crear Espacios Seguros y Sanadores dentro de tus Clases de Yoga