¿Por qué los límites también cuidan?

En contextos donde el Yoga se vincula al bienestar emocional, no es raro que las personas compartan experiencias profundas, atraviesen momentos sensibles o busquen contención más allá de lo que la clase puede ofrecer.

Y aunque esta apertura es valiosa, también requiere claridad.

Ahí es donde el límite se convierte en una forma de cuidado:

Para protegernos del desgaste emocional como docentes.

Para no intervenir en aspectos que no nos corresponden.

Y para ofrecer un marco ético y seguro a las personas que acompañamos.

Reconocer lo que no podemos ni debemos sostener no es desentenderse: es asumir nuestro rol con responsabilidad y honestidad.

Derivar no es rechazar ni abandonar. Es acompañar hasta donde sí podemos y, desde ahí, abrir la posibilidad de un apoyo más adecuado.

Estas frases pueden ayudarte a comunicarlo con empatía y respeto:

 “Gracias por compartir algo tan profundo. Lo que describes merece un espacio terapéutico adecuado, donde puedas sentirte sostenida con cuidado.”

 “Desde mi rol docente puedo acompañarte hasta cierto punto. Si sientes que necesitas más contención emocional, podemos buscar juntas un espacio terapéutico especializado.”

 “Quiero respetar lo que estás viviendo y también cuidar que este espacio siga siendo seguro para ti. Si lo deseas, puedo sugerirte profesionales o redes de apoyo.”

🔸 Estas frases no solo orientan: también validan la experiencia de tu estudiante. Y muchas veces, ese simple acto de validación ya tiene un efecto reparador.

En Escuela Integral de Yoga sostenemos que enseñar con claridad es también enseñar con ética. Por eso, cuando una situación excede nuestro rol, derivar es parte del cuidado.

Algunas recomendaciones que puedes implementar en tu práctica docente

1. Beneficencia y no maleficencia

Acompaña desde lo que sí puedes ofrecer, evitando intervenir en lo que excede tus competencias profesionales. Enseñar con cuidado también es una forma de proteger.

2. Respeto y consentimiento

Nunca fuerces ni impongas una práctica.
Derivar puede ser el mejor gesto amoroso y ético, sin embargo, no presiones o apresures a tu estudiante.

3. Reconocimiento del rol docente

El Yoga con enfoque terapéutico puede acompañar procesos, pero no reemplaza la psicoterapia ni la atención clínica. Enseñar con límites es enseñar con coherencia.

4. Confidencialidad y cuidado

Todo lo que se comparte en clase merece respeto y discreción. Derivar no implica exponer, interpretar o diagnosticar.

5. Compromiso con el bienestar de tu practicante

Decir con honestidad “esto te puede ayudar más que yo” no es un fracaso, es una muestra de ética y respeto. Sostener el límite también es una forma profunda de cuidar.

Enseñar con enfoque en salud mental requiere estructura, ética y humanidad.

Podemos crear espacios de contención genuina sin asumir cargas que no nos corresponden. Derivar no debilita el vínculo con las personas que acompañamos: lo fortalece desde la claridad y la confianza.

En el Diplomado en Yogaterapia con Enfoque en Salud Mental abordamos en profundidad el tema del acompañamiento con límites saludables: cómo derivar con sensibilidad, reconocer el alcance del rol de la instructora y construir espacios éticos de cuidado mutuo.

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