Guía de gestión del tiempo para instructoras de Yoga: cómo cuidar tu energía sin dejar de acompañar

Muchas veces, en el rol docente, se difuminan los límites entre lo profesional y lo personal. Puede que respondas mensajes fuera de horario, que tus momentos de descanso se llenen de tareas “pendientes” para tus clases o que te sientas emocionalmente disponible las 24 horas.

Gestionar tu tiempo no es poner distancia con tus estudiantes, es cuidar el recurso más valioso que tienes: tu energía.

Una instructora que organiza su tiempo con conciencia puede:

• Enseñar con mayor presencia.

• Estar más conectada con su propio cuerpo.

• Tomar decisiones más claras.

• Acompañar sin sobrecargarse.

• Te cuesta desconectar después de cada clase.

• Sientes que estás “de guardia” emocional todo el día.

• Te cuesta decir que no a nuevas propuestas, aunque no tengas espacio.

• Estás agotada al final de la semana, incluso sin muchas horas de clase.

• Te cuesta encontrar momentos reales de descanso o silencio.

Si alguna de estas señales resuena contigo, es posible que te beneficie revisar cómo estás organizando tu tiempo y tu energía.

Aquí tienes una guía con pasos concretos para comenzar a organizar tu tiempo de forma más consciente y alineada con tus límites:

1. Define tus horas reales de trabajo

No solo las clases. Incluye planificación, desplazamientos, preparación de materiales, gestión de redes, atención a estudiantes.
→ ¿Cuántas horas estás trabajando realmente por semana?

2. Establece horarios de disponibilidad clara

Define en qué momentos respondes mensajes o consultas. Puedes usar frases como:
"Respondo mensajes de lunes a viernes entre las 10 y las 18 h."
→ Esto te ayuda a evitar la sensación de estar disponible todo el tiempo.

3. Crea rituales de apertura y cierre de clase

Así como abres un espacio, también necesitas cerrarlo para ti.
→ Puedes usar una frase de cierre, una respiración personal o tomarte 5 minutos antes de conectarte al celular.

4. Reserva tiempo real para descansar (y no negociarlo)

Agéndalo como una cita contigo misma: pausas entre clases, días sin trabajo, momentos de silencio o disfrute.
→ El descanso no es un premio: es parte del trabajo.

5. Observa tu energía, no solo tu agenda

A veces tenemos “tiempo libre”, pero no energía disponible.
→ ¿En qué momentos del día te sientes más lúcida o tranquila? ¿Estás dando clases en esos horarios?

6. Agrupa tareas para evitar la dispersión

Dedica bloques específicos para tareas similares: planificar clases, responder correos, hacer difusión, etc.
→ Esto reduce la fatiga mental y te ayuda a concentrarte mejor.

7. Reflexiona: ¿estás entregando más de lo que puedes sostener?

Hazte preguntas como:

• ¿Estoy disponible emocionalmente más allá del rol que quiero asumir?

• ¿Qué me está costando más sostener esta semana?

• ¿Qué podría soltar o ajustar sin dejar de ser una buena instructora?

Gestionar tu tiempo como instructora de Yoga es una herramienta terapéutica para ti misma.
Cuando cuidas tu energía, enseñas desde un lugar más coherente y puedes acompañar mejor a quienes confían en ti.

Organizarte con claridad, poner límites amorosos y priorizar tus momentos de descanso te ayudará no solo a evitar la sobrecarga, sino también a sostener tu enseñanza con alegría y vitalidad.