Diciembre suele ser un mes intenso.
Entre cierres laborales, compromisos sociales y metas que quedaron pendientes, muchas personas experimentan agotamiento, irritabilidad y mayor ansiedad. El cuerpo responde a esta sobrecarga y, en ese contexto, las clases de Yoga se transforman en un espacio importante para recuperar algo de calma y cuidado.
Como instructoras, es fundamental ofrecer prácticas accesibles y realistas, que no sumen más exigencia a quienes ya llegan con la energía limitada.
Antes de planificar, pregúntate:
¿Qué tipo de estrés aparece con más frecuencia en mis estudiantes?
En grupos de mujeres que maternan, por ejemplo, puede predominar la carga mental asociada a la crianza y los cierres del año.
En grupos laborales, es común que aparezca la fatiga por acumulación de tareas y responsabilidades.
Si no tienes claridad, una breve pregunta al inicio de la clase puede orientarte:
“¿Qué necesitan hoy para que esta práctica les aporte bienestar?”
La respuesta suele estar en las propias practicantes.
En diciembre, muchas personas no necesitan más intensidad, sino más descanso y más claridad corporal.
Puedes considerar:
Respiración baja para disminuir la sobrecarga fisiológica.
Tensorelajación para soltar acumulación de tensión.
Movimiento simple y consciente para regular el sistema nervioso.
Propiocepción para reforzar la escucha del cuerpo y reducir la autoexigencia.
La idea no es “cerrar el año con todo”, sino cerrarlo con cuidado.
El lenguaje puede aliviar o aumentar la presión interna de una persona.
Frases útiles:
“Puedes ajustar lo que necesites.”
“Toma una pausa si algo te resulta incómodo.”
“Explora la opción que te dé mayor comodidad.”
Nombrar explícitamente la posibilidad de ajustar la práctica ayuda a que nadie se quede en una postura incómoda por miedo al juicio o por exigirse de más.
Cada cuerpo llega con su propio ritmo.
Ofrecer alternativas, respetar las pausas y dar tiempo para que cada persona decida cómo moverse genera un entorno más seguro y amable.
La autonomía no solo reduce estrés; también fortalece la relación saludable con la práctica y con el propio cuerpo.
El final del año puede afectarte igual que a tus estudiantes.
Antes de comenzar, tómate un momento para revisar tu respiración, tu postura y tu disponibilidad interna.
Sostener un espacio no implica exigirte más, sino estar presente de forma realista y cuidadosa.
En síntesis
Facilitar clases en diciembre implica reconocer el contexto y ofrecer prácticas que ayuden a bajar la exigencia.
Cuando planificas con claridad y usas un lenguaje amable, tus estudiantes encuentran un espacio donde descansar, moverse sin presión y recuperar un poco de calma para cerrar el año.
Diciembre suele mostrarnos cuánto necesitamos espacios que bajen la exigencia sin perder profundidad. Si este enfoque te resuena y quieres integrar criterios terapéuticos para acompañar estrés, ansiedad y carga mental desde el Yoga, en el Diplomado en Yogaterapia para la Salud Mental profundizamos en estas herramientas: planificación consciente, lenguaje cuidadoso, técnicas reguladoras y acompañamiento ético.
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