Diciembre y el arte de bajar la exigencia

Diciembre suele ser un mes intenso.

Entre cierres laborales, compromisos sociales y metas que quedaron pendientes, muchas personas experimentan agotamiento, irritabilidad y mayor ansiedad. El cuerpo responde a esta sobrecarga y, en ese contexto, las clases de Yoga se transforman en un espacio importante para recuperar algo de calma y cuidado.

 

Como instructoras, es fundamental ofrecer prácticas accesibles y realistas, que no sumen más exigencia a quienes ya llegan con la energía limitada.

1. Observa el contexto de tu grupo

Antes de planificar, pregúntate:

¿Qué tipo de estrés aparece con más frecuencia en mis estudiantes?

 

En grupos de mujeres que maternan, por ejemplo, puede predominar la carga mental asociada a la crianza y los cierres del año.

En grupos laborales, es común que aparezca la fatiga por acumulación de tareas y responsabilidades.

 

Si no tienes claridad, una breve pregunta al inicio de la clase puede orientarte:

 

“¿Qué necesitan hoy para que esta práctica les aporte bienestar?”

La respuesta suele estar en las propias practicantes.

2. Ajusta tus objetivos de clase según lo que necesitan

En diciembre, muchas personas no necesitan más intensidad, sino más descanso y más claridad corporal.

 

Puedes considerar:

Respiración baja para disminuir la sobrecarga fisiológica.

Tensorelajación para soltar acumulación de tensión.

Movimiento simple y consciente para regular el sistema nervioso.

Propiocepción para reforzar la escucha del cuerpo y reducir la autoexigencia.

 

La idea no es “cerrar el año con todo”, sino cerrarlo con cuidado.

3. Cuida el lenguaje que utilizas

El lenguaje puede aliviar o aumentar la presión interna de una persona.

 

Frases útiles:

“Puedes ajustar lo que necesites.” 

“Toma una pausa si algo te resulta incómodo.”

“Explora la opción que te dé mayor comodidad.”

 

Nombrar explícitamente la posibilidad de ajustar la práctica ayuda a que nadie se quede en una postura incómoda por miedo al juicio o por exigirse de más.

4. Fomenta la autonomía en cada sesión

Cada cuerpo llega con su propio ritmo.

Ofrecer alternativas, respetar las pausas y dar tiempo para que cada persona decida cómo moverse genera un entorno más seguro y amable.

 

La autonomía no solo reduce estrés; también fortalece la relación saludable con la práctica y con el propio cuerpo.

5. Atiende también tu energía docente

El final del año puede afectarte igual que a tus estudiantes.

Antes de comenzar, tómate un momento para revisar tu respiración, tu postura y tu disponibilidad interna.

 

Sostener un espacio no implica exigirte más, sino estar presente de forma realista y cuidadosa.

 

En síntesis

Facilitar clases en diciembre implica reconocer el contexto y ofrecer prácticas que ayuden a bajar la exigencia.

Cuando planificas con claridad y usas un lenguaje amable, tus estudiantes encuentran un espacio donde descansar, moverse sin presión y recuperar un poco de calma para cerrar el año.

Diciembre suele mostrarnos cuánto necesitamos espacios que bajen la exigencia sin perder profundidad. Si este enfoque te resuena y quieres integrar criterios terapéuticos para acompañar estrés, ansiedad y carga mental desde el Yoga, en el Diplomado en Yogaterapia para la Salud Mental profundizamos en estas herramientas: planificación consciente, lenguaje cuidadoso, técnicas reguladoras y acompañamiento ético.


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