Acompañar con Límites en Yoga: Autocuidado de la Instructora de Yoga y profesionalismo en el acompañamiento terapéutico

Como Instructoras de Yoga, muchas veces acompañamos a personas que atraviesan procesos emocionales sensibles, situaciones de estrés, ansiedad o malestar profundo. Facilitamos clases donde otras pueden bajar la guardia, habitar su cuerpo y sentirse sostenidas. Pero en ese acto de sostén... ¿quién nos cuida a nosotras?

Este artículo invita a reflexionar sobre el rol de la Instructora de Yoga en Yogaterapia y la importancia de establecer límites saludables para ejercer con ética, cuidar nuestra energía y acompañar sin desgastarnos.
El autocuidado de la Instructora de Yoga no es un lujo: es la base para enseñar con coherencia y sostener espacios seguros.

Poner límites en el Yoga terapéutico no implica distanciamiento, sino responsabilidad. Es comprender que nuestro rol tiene un alcance definido y que hay momentos en los que derivar a un profesional de la salud mental es lo más ético y cuidadoso que podemos hacer.

Establecer límites claros en nuestras clases:

• Previene el agotamiento emocional.

• Protege a nuestras estudiantes.

• Evita sobrecarga y confusión de roles.

• Refuerza la calidad y la coherencia de nuestra enseñanza.

En definitiva, acompañar con límites es acompañar mejor.

El autocuidado de la Instructora de Yoga no es solo un acto personal: es una herramienta profesional que impacta directamente en la calidad del acompañamiento. Aquí te dejamos prácticas concretas para integrar en tu rutina como facilitadora:

1. Define tus horarios y canales de respuesta

Evita la disponibilidad constante. Establecer límites de tiempo y comunicación es esencial para preservar tu energía y enseñar con estructura.

2. Recibe retroalimentación de forma acotada

Escuchar no significa absorber. Puedes estar presente sin transformarte en confidente permanente.

3. Incluye pausas reales entre clases

El descanso también es parte del trabajo.

Reconoce qué necesitas para recuperar energía —quizás una pausa breve entre clases o un bloque libre después de varias horas— y programa ese tiempo en tu rutina con la misma importancia que una sesión.

Descansar no es un lujo: es parte del cuidado profesional que te permite sostener tu rol con claridad y presencia.

4. Comunica tu rol desde el inicio

Explicar claramente cuál es tu rol y hasta dónde llega tu acompañamiento evita confusiones y crea confianza desde el respeto.

5. Busca espacios donde tú también seas sostenida

Tener redes de apoyo profesional —como supervisión entre instructoras, terapia o grupos de pares— te permite procesar lo que surge en el aula sin sobrecargarte.

Un límite claro no es un muro: es un marco de cuidado.

Como Instructoras de Yoga, tenemos la responsabilidad de proteger nuestro rol, nuestra salud emocional y los espacios que facilitamos. Esto no nos aleja de nuestras estudiantes, sino que nos permite acompañarlas con más claridad, presencia y honestidad.

Recuerda siempre:
👉 Cuidarte a ti misma también es parte de cuidar a tu comunidad.
👉 Un espacio seguro comienza contigo.

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